MI DEUDA PERMANENTE

Decía Chesterton que "Puede ser bueno que los demás sepan hasta qué punto somos buenos" y no le falta razón. No creo que sea faltar a la modestia declarar que entre los nuestros somos muy buenos; buenos ciudadanos; buenos profesionales; buenas personas. Todos estos meses de blog me han acercado a un sinfín de situaciones personales, y creedme, algunas llevadas al límite de la emoción. Mi correo electrónico ha sido una suerte de confesionario en el que muchos compañeros han volcado su confianza sin tener la certeza de que quien se encontraba al otro lado, pudiera hacer buen o mal uso de sus confidencias. Con seguridad, y como denominador común, existe un auténtico sentimiento entre todos: el cariño y la pasión por la Guardia Civil.

De forma incondicional, uno tras otro, iluminamos nuestras frases elogiando una institución que no siempre ha sabido tratarnos con el aprecio que merecíamos, sin embargo, cuando el nombre de la Benemérita viene a nuestra boca, la emoción se apodera de la mayoría de aquellos, que en lo mejor de nuestra juventud quisimos ofrecernos para el servicio sincero a los demás. Durante muchos años he tenido la sensación de ser una suerte de último cruzado para el que el haber vestido el uniforme verde oliva constituía un orgullo que no era muy propio de esta época. Hoy, por fortuna, este sentimiento ha cambiado, y lo ha hecho porque muchos como yo, durante estos años, han ido elogiando, defendiendo y sufriendo con los avatares de un Cuerpo que nos inculcó unos valores que , a pesar de todo, han persistido en casi todos nosotros. Intentar explicar lo que sentimos no resulta fácil, sin embargo, a día de hoy y gracias a este blog y al foro, nos vamos dando cuenta que aquellos pitufos no fueron unos meros jóvenes que cumplieron el Servicio Militar Obligatorio de una forma más o menos peculiar. Hoy, muchos desde fuera del Cuerpo y otros tantos desde dentro, tenemos una importante misión consistente en transmitir aquellos valores que nos inculcaron, en beneficio de una sociedad más justa.

Me he impuesto la obligación de que este blog sea algo más que el relato sistemático de historias más o menos interesantes de nuestro paso por la Benemérita. Me gustaría que fuera un rincón de la historia del Cuerpo, para conocimiento de todos nosotros y de todos los que nos quieran leer; de igual forma, y no podía ser de otra manera, un recuerdo permanente de aquellos compañeros que nos dejaron -aún recuerdo con un nudo en la garganta el día que me enviaron la foto de unos compañeros entre los que se encontraba Terroba, ya fallecido-, por último y más importante, ha de ser un lugar de reconocimiento PERMANENTE a los compañeros que siguen, día a día ofreciendo lo más preciado que tienen. Debemos ser fuente de estímulo e ilusión que contribuya a superar momentos, más o menos difíciles.

Yo, personalmente le debo mucho a la Guardia Civil, y mi deuda no es material y por lo tanto es impagable, y fue por mi deuda permanente por lo que me decidí a empezar a escribir este blog.

Espero que los objetivos se vean cumplidos y que cada vez que veamos una pareja de la Guardia Civil, sigamos pensando que en el fondo del todo siguen siendo nuestros COMPAÑEROS y los tratemos ante los demás y ante nosotros mismos con la dignidad y el respeto que eso merece...

Os ilustro esta entrada con una divertida foto que nos manda nuestro compañero Jorge de la 23 promoción, y que muestra la juventud exultante de aquellos pitufos.