IMPRESCINDIBLE: ATLAS ILUSTRADO DE LA GUARDIA CIVIL, EDICIONES SUSAETA

Estimados pitufos:

Recientemente tuve conocimiento, a través de un compañero nuestro, de que la editorial SUSAETA había publicado un libro referente a la Guardia Civil. Como coleccionista que soy, casi enfermizo, de todo aquello que tenga que ver con nuestro Cuerpo, me marché inmediatamente de correrías, con el objeto de localizar y apoderarme, con carácter inmediato, de la mencionada publicación.

Pues bien, como podéis comprobar por la foto que ilustra esta entrada, ya es mío. Acabo de depositarlo con el protocolo que merece, junto al libro más antiguo que tengo sobre la Guardia Civil que tanto queremos, fechado en 1858.

Os podéis imaginar que, una vez llegado a mi casa, me he encerrado en mi habitación para escudriñar profusamente la citada publicación, pudiendo comprobar que se trata de una excelente obra de divulgación con una serie interesantísima de ilustraciones que hará las delicias, y levantará muchas añoranzas en todos aquellos que hemos sido, y somos, parte de la historia de la Benemérita. Pero lo mejor de todo ha sido que, aunque muy sucinta para mi gusto, existen tres referencias a nuestra existencia, y dentro de esas referencias está ¡¡¡ESTE BLOG!!!. Os podéis imaginar lo contento que me he puesto al leer las referencias bibliográficas y encontrar que guardiaauxiliar.blogspot.com era una de ellas. Gracias a vuestras colaboraciones y vuestro apoyo, este rincón virtual de la historia de los Guardias Civiles Auxiliares ha ido ganando su espacio, y todo es mérito vuestro, pitufos.

Os recomiendo vivamente la publicación, primero por la excelente calidad de papel y presentación a la que nos tiene acostumbrada la editorial, y después, porque toda contribución a la divulgación de la historia y actualidad de la Guardia Civil es poca. Su precio es de risa, por apenas 15 euros podréis disfrutar de una interesante obra que os servirá de referencia imprescindible. Que nadie busque un concienzudo estudio sobre la historia del Cuerpo, pues ese no es el objeto, sin embargo, constituye una inmejorable obra sobre aquellos aspectos imprescindibles que todo ciudadano debería conocer de la Guardia Civil.

Mi libro de 1858 está dedicado por el autor al Marqués de la Regalia, de puño y letra. Espero que éste, me lo dedique su autor a mí, y hasta que lo consiga no pararé.

No obstante lo anterior, sugiero al autor que en sucesivas ediciones trate de incorporar alguna referencia e ilustración de los Guardias Civiles Auxiliares, pues creo que sin ella, la obra se queda un tanto incompleta.

Ya sabéis pitufos que, por lo mismo que cuesta un cubata, tendréis un libro excelente en vuestras bibliotecas.

PASO CORTO, VISTA LARGA Y MALA LECHE

Aún recuerdo vivamente mi entrada a la Academia de Baeza, y a pesar de los años pasados, puedo verme a mí mismo con un abrigo azul, un jersey de punto verde y mis pantalones vaqueros. Entonces, no teníamos la posibilidad de información que tenemos hoy. Recuerdo que los días previos a incorporarme sólo pensaba en llamar a la Comandancia para repasar una a una las cosas necesarias para presentarme en la Academia. En aquellos días aprovechaba la ocasión y me hacía el encontradizo con los guardias del Móvil de Madrid, que era lo que más cerca me quedaba de mi casa, y todo para poder decir: ¿sabes? ¡Me voy a la Academia!.

Los guardias se deshacían en consejos en los que, a veces, con una mirada de nostalgia te contaban su propia experiencia para, al final, darte una palmada de ánimo y decirte: estudia que cuanto mejor número saques, mejor destino tendrás.

En el trayecto hacia Baeza repasé mil veces la lista que me habían dado: Un albornoz blanco, un traje de baño azul, dos juegos de sábanas, dos sacos para la ropa sucia, un par de toallas, tres servilletas de tela, seis camisetas blancas, seis pares de calcetines blancos, bolígrafos...

Yo pasé el umbral de esa puerta que veis en la fotografía una soleada mañana de noviembre, con un viejo petate blanco de la marina en el que llevaba todo. En ese momento se agolpan todos los consejos, historias y temores de los que, antes que tú, habían pasado por el mismo trance.

Sin embargo, un poderoso sentimiento se apoderaba de tí, ¡Eras Guardia Alumno!. El resto de la historia se ha ido, y se irá, desgranando en este blog.

Volver a pasar esa puerta de la Academia no fue menos intenso, en realidad, muchas eran las veces que anhelaba volver a hacerlo. Resulta increible comprobar como aquellas cosas que has hecho de forma rutinaria se convierten, con el paso del tiempo, en verdaderos acontecimientos.

La Guardia Civil nos brindó una oportunidad y, muchos, la aprovechamos.

El paso por la puerta de la Academia fue, y es, algo más que un mero tránsito. Cruzar ese umbral implica que pasas a formar parte de una Institución creada para el Servicio a España y a sus ciudadanos, que además, tiene una triste y demasiado extensa nómina de caidos a los que no podemos ni olvidar ni deshonrar. El cumplimiento de nuestro deber como Guardias Auxiliares entonces, Guardias Civiles, Militares, Policías o Civiles en la actualidad, es la mejor forma de acreditar que somos dignos de considerarnos parte de la Benemérita, por ello, pasar aquella puerta fue algo muy importante para la mayoría de nosotros y sin duda, un punto de inflexión en nuestra propia percepción de la vida.

PARTE DE CLASE

Estimados pitufos:
Como tenemos el deber de ir documentando todo aquello que fue parte de nuestra historia, y por tanto, de la historia de nuestra querida Guardia Civil, hoy he recuperado un parte de clase.

Este documento, muchos de vosotros, no lo habréis visto nunca, pero, los que éramos Jefes de Clase, lo teníamos que entregar todos los días en la Jefatura de Estudios.

Al llegar el profesor a la clase, le dábamos novedades y nos firmaba el parte que previamente teníamos que rellenar con las faltas o incidencias habidas.

Era una labor más de nuestro cometido y, la verdad, el hecho de escaparte unos minutos al edificio de la jefatura de estudios, te hacía desconectar de la rutina de la Academia.

Parece mentira, pero recuerdo, no sin emoción y añoranza, mi cigarrito entre el edificio del aula y el de la mencionada jefatura.

La Academia, sin duda ninguna, constituye un antes y un después de todo aquel que por allí pasó, y yo, personalmente, creo que para bien. Como ya he dicho otras veces, fue una auténtica escuela de ciudadanos.