Estimados pitufos:Cada año, por estas fechas, son muchos los recuerdos relacionados con nuestra querida Guardia Civil que pululan por mi cabeza. No puedo olvidar la ilusión que, en especial, nos hacía a los pitufos ser partícipes de los preparativos de la Patrona, cada uno en nuestro destino.
Un buen banquete acompañaba siempre esta celebración, seguido de una copilla...bueno varias, en lo que se convertía en un sagrado momento dedicado a la camaradería.La Patrona era una celebración muy familiar, seguramente con origen en aquellas reuniones que propiciaba la vida en una casa-cuartel, donde todos los que allí vivían se apiñaban en torno a la advocación de la Virgen del Pilar.
Muchas son las hijas de los miembros del Cuerpo que llevan el nombre de Pilar, y mi hija, como no, también lo lleva.
No obstante lo anterior, siempre tuve presente en esta celebración a las familias de aquellos guardias que un día dieron lo máximo que se puede ofrecer en servicio a los demás: la propia vida.
Muy dura ha sido la zarpa del terrorismo, muy duras las muertes de los compañeros de tráfico en la carretera, muy dura la lucha día a día contra la delincuencia que segaba la vida de tantos y tantos Guardias Civiles.
Tengo cientos de imágenes fijadas en la retina donde el dolor es el principal motivo de las mismas.
Imagino que algunos seréis creyentes, otros no y otros...pues medio pensionistas.
Os digo que una oración a la Virgen del Pilar era el arma más poderosa y consoladora que tenían, y tienen, las familias de los Guardias Civiles que forman, formaron y formarán nuestra Benemérita.
Os pido que, de corazón, elevéis una oración sentida en recuerdo de aquellos que nos precedieron en el cumplimiento del deber, porque es fácil de hacer y....se lo merecen.
