Pues sí, recogiendo el guante que me lanza un compañero, que fue el número dos, al igual que yo, de una promoción anterior a la mía, hoy voy a hablar del maletín (ojo que no es un maletín de chanchullos ni nada de eso).
Aquellos que conseguíamos acabar en la Academia entre los tres primeros, éramos premiados con la entrega individual del despacho de Guardia Civil Auxiliar, una entrevista con el Coronel Director de la Academia, una invitación especial (las de color rojo, y que ya colgaré su foto por aquí) que te daba derecho a irte con un familiar al pincho de después de la Jura, elegir el primero el destino, y por fín...el maletín ¿?.
El susodicho estaba envuelto en papel de regalo, por lo que a primera impresión, y si no sabías nada de la película, no sabías que era aquello que te daban con el despacho. El maletín era de esos cuadrados con combinación en los cierres y herrajes dorados. Personalmente, y sin hacer de menos el detalle (que estuvo conmigo hasta el otro día prácticamente) me quedé alucinando. ¿Por qué? Pues porque si querían tener un presente, al que no estaban obligados, lo lógico hubiera sido, vamos digo yo, una estupenda metopa con un escudo de la Guardia Civil y una discreta plaquita, que sin duda nos hubiera acompañado toda nuestra vida, pero claro, a lo mejor nadie era representante de metopas. El esfuerzo también se podía haber premiado con, que se yo, un libro, una cartilla conmemorativa del Guardia Civil, un tricornio (ahhh el anhelado) a modo de objeto de decoración, pero... un maletín...?. Aún hoy me pregunto quien sería el lumbrera, y no por el hecho del detalle, sino porque con algo más humilde, pero más simbólico, que éramos jóvenes muy i-lu-si-o-na-dos habríamos percibido el cariño del Cuerpo.
En fin, hoy nuestro patrimonio es otro. A mi, la Academia me enseñó a ser mejor ciudadano, más paciente, más comprensivo y más ágil, porque: AQUÍ NO SE CORRE, SE VUELA.
1 comentario:
JAJAJAJ Yo tambien tuve el mio, fui el nº 3 de la 32º promocion y la verdad es que se lo regale a mi hermano porque no sabia que hacer con el dichoso maletin.
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