AGRADECIMIENTO

El Guardia Civil no hace más que cumplir con su deber; y si algo ha de esperar de aquel a quien ha favorecido, debe ser solo, un recuerdo de gratitud.

Con estas palabras, la Cartilla del Guardia Civil quería expresar la disposición al servicio desinteresado a los demás  sin que, el cumplimiento del mismo, tuviera como objetivo ningún tipo de retribución, más allá de la moral. Recientemente tuve oportunidad de saber que, a algunos compañeros nuestros, los que nunca saldrán en ningún medio; los que ni sus familias sabrán, la mayoría de las veces, donde duermen cada noche;  los que no esperan nada más que librar al resto de los ciudadanos de las amenazas de los más viles, todo sin esperar nada a cambio,  han sido recompensados, por sus servicios, con la medalla de la Órden del Mérito de la Guardia Civil. Estos oficiales, suboficiales y guardias (pitufos todos), son la más viva expresión del espíritu del Duque de Ahumada y por ende, han de ser nuestra máxima expresión de orgullo y ejemplo aunque nunca sepamos nada de sus trabajos, ni de sus vidas y ni falta que hace.En esta ocasión, al menos, conozco a alguno de ellos y tengo claro que nunca tuve mayor convencimiento al expresar públicamente que sus éxitos son los mios, los nuestros. A todos vosotros, y a tí en especial, ya sabes... he de deciros que en vosotros, justamente, se ha reconocido públicamente la íntima satisfacción del deber cumplido.Yo me siento muy orgulloso de vuestros servicios, aunque no sepa ni deba saber en que han consistido, y allí donde voy, me permitís que pueda presumir de conocer a los mejores, sin más detalles y sin ningún género de dudas.La Guardia Civil nos ha enseñado que permanecer a este lado de la Ley es una religión, a cuyos preceptos no podemos fallar. Hoy, os dedico, te dedico, una antigua estrofa de una poesía de la época fundacional:

¡Ilustres Guardias sois! -hijos de España-

De vos, al escuchar el nombre solo,

El bandido se esconda en tierra extraña,

y huya el malvado hasta el remoto polo,

llenos de amor al bien, con cruda saña

la discrección de vuestros hechos mane

respeto a la justicia y la inocencia,

siempre el valor a la piedad se hermane,

la virtud y el deber a la experiencia

Nunca al honor el oro vil profane,

vuestro severo juez sea la conciencia.

GRACIAS