EL TENIENTE CHICA

Sería profundamente injusto no hablar en este blog de una de las personas que más mella hicieron en mi formación como miembro de la Guardia Civil. Por él pasaron miles de jóvenes ilusionados en el período de academia, y entre ellos, por supuesto, yo mismo.
Recientemente he tenido conocimiento de que mi Teniente, hoy Capitán, se quiso incorporar con aquellos jovenzuelos, en la actualidad algo más maduros, en una reciente jornada de hermandad producida en los aledaños de nuestras añoradas academias de Úbeda y Baeza, y esto, me proporcionó la disculpa para poder hablar de alguien al que, sinceramente, profeso mucho cariño.
Este Guardia Civil, poco ortodoxo, eso sí, es un hombre que cuida a su gente, que valora el trabajo bien hecho y el esfuerzo, quiere a la Institución a la que tantos años ha servido y sobre todo es JUSTO.
Una mañana cualquiera, en la Academia, vino a dar su clase cuando, al darle novedades como Jefe de Clase, me preguntó si había habido alguna incidencia o arresto la tarde anterior. En ese momento le dije que sí, que yo mismo había sido incapaz de imponer el preceptivo silencio en el estudio, por lo que un instructor me había metido un merecido parte. En ese momento, se volvió a la clase y con el temple del que domina el escenario dijo: ¿Quién de vosotros participó en la algarada? Nadie contestó. Tras unas palabras de desaprobación, dijo que había que tener valor, como yo lo había tenido, en reconocer que había sido incapaz de resolver una algarada de colegio y por ello me merecía el correctivo. Pero al igual que yo había dado el paso adelante, no entendía como aquellos miembros de la Benemérita no fueran capaces de reconocer sus hechos. En ese momento, empezaron a levantarse compañeros, uno tras otro, reconociendo su participación. Seguidamente, llamó al instructor y le indicó que me retirara el parte, y por ende, tampoco corrigió a nadie. Él es así.
Paternal, recio, un poco cascarrabias, pero un hombre que nos hacía disfrutar y amar a la Guardia Civil a través de sus historias, sus vivencias, su humanidad…y su pasión a la caza. Sin duda el Duque de Ahumada, cuando pensaba en sus oficiales, lo hacía en personas como el Capitán.
Lo cierto es que tengo una nota triste en esta historia, en mi mente, siempre irá asociado el nombre de Fabio, él sabe. Cada vez que me viene a la cabeza, me acuerdo de mi Teniente y lo duro que resulta ser Guardia Civil en esta Piel de Toro. Le pido a la Pilarica que ese niño esté, y está, donde le corresponde, entre los ángeles del Cielo, y también extiendo mi plegaria para que proteja siempre bajo su manto a este Guardia Civil y le otorgue muchos años para que disfrute de su merecido pase a la reserva, y para que nosotros sigamos agradeciéndole el bien que hizo en todos aquellos auxiliares que estuvimos a sus órdenes.
En mi banderín firmó con una dedicatoria que, sin ánimo de ser presuntuoso, decía: “Al mejor auxiliar que he conocido”. Esta entrada, me hubiera gustado ilustrarla con una imagen de este buen oficial, pero sabéis que no quiero dar una sola oportunidad a nadie de hacer ninguna maldad, espero que lo entendáis.
MUCHAS GRACIAS MI CAPITÁN