Estimados Pitufos:
Hace mucho tiempo que no escribo en el blog, y no por ello dejo de estar pendiente de él. Desde la primera entrada que hice han pasado muchos años ya. Las nuevas redes sociales apartaron este blog en beneficio de otros canales de comunicación más ágiles y cómodos, y yo no pongo puertas al campo ¡Son los tiempos!
Tengo a gala haber iniciado en la web el recuerdo vivo de una historia que nos pertenece. A partir de este blog, la figura del Guardia Civil Auxiliar, ya desaparecida, comenzó a recordarse, incluso, institucionalmente. A través de mis pequeños artículos he conocido de primera mano la historia de muchos compañeros y desgraciadamente algunos que comenzaron a leerme, hoy, ya no están entre nosotros. Aquí se fraguó la solicitud de un distintivo que reconociera nuestro paso como Guardias Auxiliares -podéis preguntar en el registro de la Dirección General, que aún deben estar guardando instancias- Se ha recordado a compañeros, hemos recuperado ilusiones, recuerdos perdidos y también creo que fue el germen en la creación de asociaciones o hermandades que han hecho que muchos compañeros no pierdan el orgullo de haber servido, o de seguir sirviendo, a España.
Obviamente, por todo esto que he relatado no puedo tener un sentimiento amargo sino todo lo contrario, sin embargo, llevo un tiempo albergando una profunda tristeza en relación a la actuación de algunas personas que, bajo nuestra condición de antiguos guardias auxiliares, parecen querer aprovecharse de algo que a mí, personalmente, me produce mucho rechazo. No puedo hacer un juicio de intenciones, porque quiero creer que todo ello responde a un sentimiento noble, sin embargo no puedo dejar pasar un día más sin expresar eso que me produce cierta repulsa. Veo continuamente como en las páginas de asociaciones, hermandades, redes sociales...aparecen múltiples actos de lo más variopinto en el que el tema recurrente es el apoyo a las Víctimas del Terrorismo, y esto, en sí, no me parece mal, al contrario, me parece justo. Sin embargo, muchas veces esos actos se convierten en escaparates de autobombo en el que las víctimas pasan a un segundo plano en beneficio de diplomas, medallas, parabienes y fastos varios que se alejan mucho de lo que a mi juicio deben ser, rozando muchas veces el ridículo absoluto. Me permito recordar que un día aprendimos lo que nos enseñaba el artículo 7 de la cartilla:
Cuando tenga la suerte de prestar algún servicio importante, si el agradecimiento le ofrece alguna retribución, nunca debe admitirla. El Guardia Civil no hace más que cumplir con su deber; y si algo debe esperar de aquél a quien ha favorecido, debe de ser solo, un recuerdo de gratitud.
Os pido, por favor, que reconsideréis vuestra actitud. No pido que no trabajéis por nuestro recuerdo ni por los desfavorecidos y, en especial, por las víctimas de aquella hidra terrorista, de la que todos pudimos ser objetivo, y tal vez lo fuimos. No estropeéis nuestro recuerdo, vivir con honor y, sobre todo, recordad que lo más importante es la íntima satisfacción del deber cumplido, siempre, repito, siempre, sirviendo a España.
Un abrazo a todos sin excepción.