Estimados pitufos:
Ayer, nuestra Guardia Civil, nos volvió a dar la oportunidad de recordar lo que somos permitiendo honrar a nuestra Bandera, a nuestra Guardia Civil y a nuestros caídos como, sólo, lo sabemos hacer los que hemos vestido el uniforme verde oliva.
Decir que la emoción se respiraba como el inconfundible olor de la Academia. De repente, como si se tratara de cualquier mañana de aquellos años en que se iban sucediendo promociones de auxiliares, nos encontrábamos nerviosos, colocando nuestros uniformes, nuestros trajes…incluso nuestros propios recuerdos.
Previamente, en el ensayo del día anterior, nos pusieron la oportuna dosis de disciplina académica a la voz de ¡¡¡SEÑORES, YA VA SIENDO HORA DE QUITARNOS LA CARAJA!!!. La “caraja”, esta palabra resonó en mi cabeza como nunca lo había hecho, casi como una extraña palabra mágica reservada a unos pocos iniciados.
La Academia, el patio, el Monumento a los Caidos, todo revestido de gala para acoger a sus hijos preferidos, aquellos para los que se erigieron…y los sentimientos a flor de piel. Guardias Civiles Auxiliares ¡¡¡Viva España!!!, y aquel centro de formación de Guardias Civiles resuena como no lo había hecho hace muchos años. Cuerpos erguidos, miradas turbias por la emoción, compañeros codo con codo, lágrima con lágrima. Emociones viriles y contenidas, no hay expresiones desmedidas, todo es austero, como no puede ser de otra manera en nuestro Cuerpo.
Y todo se consuma, volvemos a besar la bandera, en realidad volvemos a besar a España y a la propia Benemérita, volvemos a refrendar la palabra que empeñamos y resuena en mi cabeza : “Si así lo hacéis la Patria os lo agradecerá y premiará..”, y vaya si nos lo ha premiado. No hay fortuna que pueda comprar ese momento, que es absolutamente íntimo y personal.
Furry nos hace temblar con un sentido discurso en el que el momento vivido amenaza con hacer enmudecer a nuestro compañero, en nuestra cabeza gritamos: ¡VAMOS FURRY!. Y Furry puede, y hace llorar a la estatua del D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta.
Homenaje a nuestros caídos, Himno del Cuerpo, desfile y al final, legítimo orgullo de lo bien hecho y de lo interiormente querido. No ha acabado el acto, en realidad empieza otra parte no menos importante. Tengo La costumbre de leer los uniformes y entre todos puedo distinguir una encomienda de la Orden de las Víctimas del Terrorismo y me golpea la realidad. Muchos fueron arrebatados de poder compartir con nosotros este momento, Honor y Gloria a ellos y sus familias y una oración a la Virgen del Pilar para que los tenga acogidos bajo su manto. Observo también reconocimientos por operaciones antiterroristas, órdenes del Mérito Civil, Constancia en el Servicio y las cruces al Mérito de la Guardia Civil (he de reconocer que cada vez que veo a alguien con una me llena de orgullo), todas hablan de experiencias, trabajo y sufrimiento y yo, orgulloso, honrado y privilegiado por poder formar con todos mis compañeros y con los alumnos de la Academia, que también merecen nuestro reconocimiento.
Hola, ¿Jefe de Clase?, sí soy yo, un abrazo, una foto, unas palabras, hablo con Masterchief, que desde dentro de la roulotte de la “metadona” se ha estado desvelando para recibirnos, Emilio, Celso, Charly, Antonio, bueno, con Antonio compartí la reentrada a la Academia, entre otras tantas cosas. Y otros compañeros a los que no voy a citar, pero que saben perfectamente quien son, y que desde la trastienda han venido trabajando duro. Francis, Angel, Cenlle, Cruceiro, Elronko..en fin, todos. Y con paso cadencioso, con mucho arte, como sólo sabe moverse alguien que vibra con su Virgen de los Dolores del Cerro: Sevilla. Nos fundimos en un abrazo que rubricaban confidencias de teclado.
Antonio, de Foto Jaime, se constituye en fedatario, y le agradecemos, nombrándole Auxiliar Honorífico, que gracias a su incansable trabajo, hoy podemos dar testimonio de aquella parte de la historia de la Institución más valorada de la que fuimos y somos parte.
Y al final, estoy orgulloso de todos vosotros, de ser parte de la Guardia Civil y de pertenecer a un grupo de dignos hijos suyos, de los que el Duque de Ahumada se ha de sentir muy, muy satisfecho.
MUCHAS GRACIAS.